Cuando Alan García entró por primera vez a palacio de gobierno en 1985 declaró que no tenía más bienes que el reloj pulsera que portaba.
Cuando acabó dicho mandato (1990) y con el país en ruinas, García tenía fondos por más de cincuenta millones de dólares, aparte de sus diversos inmuebles, en Lima y en París.
Se nombró una Comisión Investigadora encargada de hacer las pesquisas necesarias para confirmar los cargos de enriquecimiento ilícito.
Los miembros de esta comisión, Fernando Olivera, Rafael Rey y Ántero Flores-Aráoz señalaron que existían indicios de posesión de fondos por más de cincuenta millones de dólares y se pronunciaron a favor de que el poder judicial solicite el levantamiento del secreto bancario en varias entidades con sede en Estados Unidos.
Sin embargo, en el Congreso, prestaron su rechazo a la acusación algunos grupos de izquierda, al parecer vinculados a políticos sandinistas, amigos de García. También favorecieron a García los congresistas fujimoristas, que tuvieron una victoria electoral gracias al apoyo del APRA.
Una de las acusaciones más graves que tenía que responder Alan García era la referida a su vinculación con Manuel Antonio Noriega, ex mandatario panameño, a quien García condecorara cuando ambos eran jefes de sus respectivos países y cuando se sabía que Noriega estaba implicado en el tráfico de las drogas.
Noriega fue capturado por las propias fuerzas estadounidenses que antes lo protegían, en 1989, después de la invasión a Panamá, y fue confinado en una prisión de Florida bajo cargos de permitir que los traficantes colombianos utilizaran a ese país como ruta para el envío de drogas a Estados Unidos. Las muertes y su enriquecimiento ilícito son temas que el pueblo panameño todavía no ha olvidado.
Han pasado 17 años, Alan García nuevamente es presidente del Perú, los miembros de la comisión que lo investigaron ahora trabajan para él (Rey es ministro de la Producción- Flores-Aráoz es nuestro representante ante la OEA), otra vez se perpetra una alianza entre el Apra y el fujimorismo y Manuel Noriega está a punto de salir de prisión.
Pero, el gobierno de Francia quiere encarcelar también a Noriega por haber canalizado además unos 15 millones de francos, entre 1988 y 1989, a una cuenta en territorio francés y por haber usado parte de los recursos panameños para comprar tres apartamentos en París (dos más que García).
Esperaremos hasta septiembre a ver qué pasa cuando Noriega salga libre. Han pasado muchísmos años y muchísimas cosas han ocurrido también. García, por ejemplo, ya no tiene el reloj pulsera que declaró tener en 1985.